Relajación en el embarazo

Tener un bebé es lo más normal y, a la vez, lo más mágico que existe.
¿Has pensado que esta experiencia también es una oportunidad de crecimiento personal para ti? ¿Y que tu modo de vivirla puede hacer que tu hijo llegue al mundo sabiendo que es amado?
Y es que ya se ha comprobado científicamente lo que las madres ya sabían de forma intuitiva: que antes de nacer, el bebé es un ser sensible que establece una relación intensa con el mundo externo, sobre todo con su madre.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Frankfurt (Alemania) ha demostrado que la actitud de la futura madre incide en la salud física y emocional del niño. En un estudio empírico comprobaron que los hijos de mamás confiadas y deseosas de tenerlos eran más sanos y tranquilos que los de madres que tenían actitudes negativas en el embarazo.
Dicho en otras palabras: todo lo que tú sientes le afecta a él. Lo malo es que el estrés entra en ese “todo”, y que si aparece en muy altos niveles durante el embarazo, puede afectar al desarrollo fetal. Y lo bueno, que tus sensaciones de calma también le llegan al bebé. Así que la opción a tomar está clara: tienes que propiciar los momentos felices y serenos.
Para conseguirlo, te propngo tres ejercicios que te relajarán en los últimos meses del embarazo. Con ellos, estimularás a tu bebé y crearás un vínculo afectivo con él antes de nacer.

1. VISUALIZACIÓN, IMÁGENES PODEROSAS
El poder de las imágenes mentales es grande. Visualizar no es ver, sino sentir en plenitud las sensaciones que la imaginación ha creado conscientemente. Visualizar es, sobre todo, sentir. Igual que hace tu bebé. Y sus impresiones son huellas indelebles en su memoria prenatal, primeros trazos sobre la pizarra en blanco de su mente.
Te propongo...
Mientras masajeas tu vientre, sintiendo a tu bebé, cierra los ojos e imagina que con la mano puedes “ver” a través de la pared abdominal. Mueve la mano como si fuera un escáner muy sensible e imagínate el útero y, dentro de él, a tu niño. Palpa la forma del bebé y contémplalo con los ojos de la mente. ¿Está dormido o despierto? ¿Se mueve? Fíjate en cómo responde al movimiento de tu mano.
Ahora visualiza un haz de luz cálida que sale de tu mano, atraviesa la pared del útero y llega al niño. Imagina que esa luz es un mensaje de amor. ¿Responde tu bebé de alguna manera? ¿Cómo? Recréate en tus sensaciones.
Visualiza el haz de luz como una senda por la cual pueden deslizarse tus sentimientos y los del bebé. Mientras sigues masajeándote el abdomen, imagina que tocas suavemente la espalda y el pecho de tu hijo, y sus brazos, y sus piernas. Si está inquieto, cálmalo con esas “caricias”. Si le notas feliz y relajado, disfruta y comparte con él esta agradable sensación.
Cuando decidas terminar con el ejercicio, levanta la mano de tu vientre, deja pasar unos segundos, toma consciencia de tu propia respiración y mueve los dedos de los pies y de las manos. Abre los ojos. Respira. Percibe la sensación de paz y amor. Mírate la mano y recuerda la conexión emocional que has creado con ella. Cada vez que la mires, lo revivirás.

2. TACTO CON AMOR, CARICIAS SABIAS
¿Sabías que en el sexto mes de embarazo el feto es tan sensible al tacto como un niño de un año? Ahora que puedes sentir con fuerza sus movimientos contra la pared abdominal, es el momento de decirle por medio del tacto lo mucho que le quieres y le esperas.
Te propongo...
Cada vez que sientas las pataditas de tu bebé, acaríciate la tripa con suavidad y afecto. Siéntate o recuéstate en una posición cómoda, que puedas mantener en los próximos diez minutos, y date un masaje suave con movimientos largos y amplios, desde el pubis hasta debajo de los senos. También puedes hacer movimientos circulares que abarquen esta zona. Es útil tener a mano un aceite natural ligero (de coco, de almendras, etc.). Asegúrate de que es aceite vegetal prensado en frío y sin aditivos.
Mientras “masajeas” al bebé, dile en voz alta todo lo que sientes. Crea tus propias afirmaciones positivas y expresa tus sentimientos con palabras. El ritmo suave y constante que vas creando con tus manos y el mensaje de tus palabras harán que tu hijo perciba tu amor y que se sienta confiado y seguro en “ese lugar oscuro y lleno, como un gran tazón de agua” (así lo describió una niña de tres años, al hablar sobre sus “recuerdos” dentro de mamá).

3. MÚSICA QUE TE TRANQUILIZA Y QUE CALMARÁ A TU BEBÉ
El placer y el relax que sientes al oír música también lo siente el bebé, al recibir tus hormonas. Según un estudio hecho en el Reino Unido, si pones al bebé la misma canción (o si se la cantas) una y otra vez en los últimos meses de gestación, cuando el niño haya nacido y la oiga, se calmará.
Te propongo...
Escoge una música serena, sin estridencias. Opta por ritmos armónicos, como el vals, que tiene un compás tres por cuatro similar al del corazón. Los de Strauss o la música para ballet de Tchaikovsky son muy adecuados. También puedes poner música barroca (Mozart, Vivaldi o Schubert). O uno de tus temas contemporáneos favoritos.
Lo importante es que la melodía sea rítmica, fluida y que te guste, que te transmita equilibrio y armonía. Puedes compartir esos momentos de plenitud con tu pareja. Escoged una canción especial para vosotros y bailad, demostrando vuestro afecto mediante el tacto. No te cortes, besa y déjate besar.
Para rematar, masajead los dos tu vientre, para comunicar y transmitir el mutuo cariño a vuestro hijo.

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