Texto sobre los efectos del sonido en el útero

En mi casa disfrutábamos de todo tipo de música. Cuando estaba embarazada de mi hijo, me inclinaba particularmente por la cantante escocesa Enya. Mi esposo, por otra parte (quien en verdad, no es un rocanrolero de corazón), solía masajear mi vientre hinchado como una luna, y en su propio estilo inimitable, solía canturrear “Alegría para el mundo”, a nuestro hijo que aún no había nacido. Eso siempre me hacía sonreír, y estoy segura de haber sentido al pequeño saltar de alegría un par de veces dentro de mí.
¿Sabes que los oídos son los órganos que primero se forman completamente?
En el fascinante libro de Dan Cambell, titulado el efecto de Mozart, él escribe: “En la actualidad, los embriólogos concuerdan en que el oído es el primer órganos que se desarrolla en el embrión, que se vuelve funcional a las 18 semanas y que oye activamente desde la 24 semanas”. Ahora, los investigadores confirman que los bebés responden muy bien al sonido. De hecho, un bebé tiende a moverse hacia los sonidos placenteros y retroceder cuando los sonidos son demasiado fuertes, caóticos o roncos.
Cambell, quien estudió e investigó los efectos de la música en la curación, revela en su libro, que la exposición al sonido, la música y otras formas de vibración que se inician en el útero, pueden tener un efecto para toda la vida en la salud, el aprendizaje y el comportamiento. Aparentemente, uno de los campos de la intervención y la terapia mediante la música que crece con mayor rapidez incluye el embarazo, el parto y la infancia. Cambell habla de diversos estudios que demuestran que las mujeres tienen menos complicaciones y pasan menos tiempo en el hospital, cuando incorporan la música a su experiencia relacionada con los nacimientos. Una técnica denominada entonación, similar al tatareo, puede ayudar a las mujeres a reducir significativamente tanto la ansiedad como la incomodidad física durante el embarazo y el nacimiento.
Hablarle con ternura, leer en voz alta cuantos, entonar cantos y canciones de cuna y escuchar sonidos y música armoniosa son una hermosa manera, y muy importante por cierto, de alimentar y enriquecer a nuestros hijos antes de nacer.
Por medio de una intensa investigación y al trabajar con miles de alumnos, Don Campbell descubrió que muchos niños reconocieron canciones, arrullos e incluso música clásica, que había sido ejecutada para ellos en el útero.
¿Quién dijo que los bebés no están despiertos y conscientes en el vientre materno?¿Quién dijo que no podemos conectarnos profundamente con nuestros hijos antes de su llegada al plano físico?
Además de responder al sonido durante las etapas más tempranas del desarrollo en el vientre materno, nuestros bebés son sumamente sensibles al tacto. Los estudios demuestran que los bebes se mueven hacia el tacto agradable y suave, cuando sus madres son masajeadas con ternura, y se alejan de todo aquello que puede resultarles invasivo. Masajear con suavidad el cuerpo de la madre tiene numerosos beneficios psicológicos, tanto para la madre como para el hijo.
Sí, los sonidos, las vibraciones, la música y el tacto afectan notablemente al bebé que crece. Sin embargo, lo más importante va más allá de los sentidos del bebé. Lo que resaltan estas experiencias es la calidad del amor que se vierte a través de la música, el sonido y el tacto de padres a hijos, de corazón a corazón, de alma a alma.
Entonces, teniendo en cuenta la importancia del bienestar y la relajación de los padres, en especial de la madre durante el embarazo, es de suma importancia que nos detengamos a pensar con qué hospitalidad recibiremos a nuestros niños recién nacidos. El saludo de nuestros bebés ocurre mucho antes de que los sostengamos en nuestros brazos.
(Del libro Dando la bienvenida al alma del bebe)

1 comentario:

Maria dijo...

maravillosa música...tan importante para el alma! gracias